viernes, 7 de septiembre de 2012

Es en días como hoy...

Días que te levantas cansada después de diez horas de sueño...
Días que se te hacen eternos, aunque se note mucho que el trabajo ha disminuido...
Días que te escuecen los ojos delante de la pantalla del ordenador...
Días que terminan como muy tarde a las diez y media de la noche...
Días en los que sólo quieres llevar a cabo verbos de la primera conjugación...
Días en los que todo se te pone cuesta arriba...
Días en los que tus músculos protestan por el sobreesfuerzo, a la vez que tu mente te recrimina que no te esfuerzas lo suficiente...
Días en los que no ves a esa persona que siempre ha estado a tu lado...
Días en los que notas lejos a todos tus amigos, aunque sabes que están a una llamada de distancia...
Días en los que no quieres molestar a nadie con tus lágrimas y acabas sorbiéndote los sentimientos hasta que necesitas un antibiótico para solucionar el problema...
Días en los que te gustaría automedicarte...
Días en los que ya no puedes pensar en positivo...
Días que no ves terminar...
Es justo en esos días, que nada tienen que ver con temas hormonales, en los que más te recuerdo. 
Días en los que olvido todo lo malo y me pregunto de nuevo porqué no estás aquí cuando eres lo que más añoro. 
Pero sé que es solo porque es uno de esos días.