sábado, 30 de mayo de 2009

Right now I feel - just like a leave on the breeze
Who knows where it's blowin'
Who knows where it's goin'
I find myself somewhere I - I never thought I'd be
Going round in circles
Thinking about you and me
How do I expalin it when I don't know what to say
What do I do now - so much has changed
Nothing I have ever known - has made me feel this way
Nothing I have ever seen - has made me want to stay
but here I am - ready for you
I'm turnin', I'm fallin' - I hear my home callin'
Hey - I've never felt somethin's so strong - oh no
I'ts like nothing I've ever known
Now you're the one I'm looking for
You're the one I need
You're the one that gives me - a reason to believe
Following a star - has lead to where you are
It feels so stong now - this can't be wrong now
------------------------------------------------------------------

No puedo equivocarme ahora...
Pero simplemente me siento como una hoja llevada por el viento... quién sabe a dónde voy, quién soy, qué quiero, a quién añoro.
Vivo un día tras otro dejándolos pasar, para que sea más fácil vivir.
Pero a cambio de ésto, la vida me devuelve monotonía y aburrimiento, a pesar de que no paro ni un segundo.
Trato de romper esa monotonía, pero se resiste con todas sus fuerzas, tanto, que me quedo sin ganas de seguir intentando romperla.
Mis convicciones, antaño tan claras, se desmoronan como un castillo de naipes al que un chiquillo ha soplado.
Mis alegrías, antaño tan abundantes, se reducen hasta un tamaño microscópico, y se mantienen alejadas de mí como si yo estuviera apestada.
Rabio por atraerte hacia mí, decirte que lo siento y besarte, pero la vida no nos quiere juntos, o tal vez somos nosotros quienes no lo queremos así.
Y sigo sin conseguir creerme que voy a tener que aceptar esta situación, pero se ve que alguien ha decidido por mí, en lugar de hacerlo yo misma.
Y nada de lo que había conocido hasta ahora me había hecho sentir así...

viernes, 15 de mayo de 2009

Cuando notas que la desesperanza hace mella en ti, lo ultimo que quieres es moverte.
Te tumbas en el sofá con un bote lleno de palomitas y un bote de nutella para mojarlas.
Recuerdas tu dieta con una sonrisa amarga. Te da igual que no te quepa el traje que te compraste para la graduación.
Lo último que te apetece es sentarte a estudiar, a cumplir con tu obligación.
No te quedan temas sobre los que hablar o sobre los que escribir.
Te parece banal el interés que tenias hace tan solo unos días en que todo volviera a ser como antes, o en que algo saliera bien con otra persona.
¿Qué más dará eso si no puedes ni pensar en un futuro cercano?
Ahora mismo lo único que me apetece es ser una chica de Internet, conocer a alguien, ahogar mis penas en una pinta de cerveza y llevarlo de cabeza a mi cama, sin dejarlo salir hasta que no esté satisfecha.
Pero sé que no lo haré. Aún me tengo cierta estima, y sé que luego me arrepentiría.
Ojalá tuviera alguien en quien apoyarme, alguien que pudiera mitigar toda esa carencia de amor que noto.
Pero no. Me encuentro, como siempre, en las ruinas de un amor que nunca fue.
No puedo evitar pensar que la culpa es mía, que ahuyento a los tíos hasta que no se acercan a mí. No se por qué me pasa eso, pero no me lo puedo quitar de la cabeza.
Tal vez solo sea cuestión de físico, pero me extraña. He visto callos con novio.
Sé que si hablo con mis amigas del tema (todas con novio, todo sea dicho de paso) me dirán que espere, que no tenga prisa, que me deje llevar.
Y asentiré con la cabeza mientras pienso que no llevan razón, que ya he esperado bastante, que me niego a creer que éste es el final de mi vida amorosa.
Tengo una carga en el pecho que no se me alivia, ni siquiera escribiendo estas palabras, ni siquiera diciéndolas a otras personas.
Pero... aquí me ves, aguantando un peso que me agobia, escribiendo unas letras en una pantalla de ordenador.
Algo en mi cabeza me dice, ¡déjalo estar! No creas que va a tener fruto.
Pero sigo manteniéndolo vivo, con respirador y diálisis, en la UCI, pero vivo, con la esperanza de que la fuerza vital que lo había guiado hasta ahora volverá antes o después.
Ojala que así sea.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Me alegro


Hoy he estado pensando, y me he dado cuenta de la cantidad de cosas que suceden por azar, la cantidad de cosas que parecen malas y que en cambio, son muy buenas.
Pienso en mi amiga Raquel, en los problemas que le puso su entorno, a ella y a su novio Marcos cuando ella se quedó embarazada. Los problemas que veía todo el mundo, sin atreverse a ver la felicidad que hay detrás de ese embarazo.
Nunca he estado de acuerdo con el aborto, pero desde que Raquel se quedó embarazada de su primer niño, con sólo quince años, lo estoy menos.
Ese niño, que tuvo la oportunidad de nacer, es un niño sano, alegre y feliz, que disfruta con su hermana pequeña a la que le saca tres años.
Esta tarde, he estado hablando con una amiga, que me contaba que lo peor que le había pasado en la vida había sido cortar con su ex.
Y me pregunto qué había sido lo peor que me había pasado.
Le he contestado que nada. Se me ha quedado mirando con cara extrañada, como diciendo: “Es imposible que no te haya pasado nada malo”, pero cuando se lo he explicado, ha coincidido conmigo.
Cada cosa mala que me ha pasado en esta vida me ha ayudado a madurar, a mejorar como persona, a crecer.
Cada uno de los fallos que otros tuvieron conmigo, ha servido para abrir una puerta a otras oportunidades.
Estoy muy contenta de saber que una pequeña parte de mí en cada una de las personas que ha coincidido conmigo en el corto tiempo que es mi vida, que cada una de ellas ha sido marcada de forma más o menos importante por mí.
Cada una de las experiencias que me han hecho llorar en esta vida, ha sido una lección para mí o para los demás, y me alegro de que hayan pasado.
Una vivencia en particular, una de las que nadie sería capaz de perdonar es la que más me alegra que se haya producido. Un error ha sido convertido en esperanza. Un fallo, en el acierto más decisivo de la vida de alguien.
Me alegro profundamente de poder decir que hay alguien en el mundo que me siente cerca, a pesar de los meses pasados sin hablar, y de lo poco que hemos hablado hasta ahora.
De lo insustancial de los temas tocados en estas conversaciones.
Cosas como una vida son las que el dinero no puede comprar, por mucho que intente ocultarlo bajo una capa fresca de esperanza.
Y no sabes hasta qué punto me alegro de ello.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Ni pintar un cuadro del color de un recuerdo...

No me obligues a pintar cielos azules en días de invierno... No me obligues a pintar un cuadro del color de un recuerdo...
No me obligues a elegir entre el resto del mundo y tú... No me obligues a decir “no pudo ser” sin haberlo intentado...
No me obligues a negarme a mí misma nuevas expectativas, nuevas emociones que compartir contigo... No me obligues a tragarme los besos que esperan tus labios...
No me hagas caer por un precipicio sólo porque no quieres arriesgar un par de pavos a una apuesta segura...
Deja de pensar, sólo dime que quieres intentarlo, dime que quieres volar a mi lado, o simplemente no me digas nada, sólo bésame. No te giraré la cara.
Ha pasado mucho tiempo desde que me di cuenta de cuánto te quería, demasiado que sueño con que un día dirás algo.
Abrázame, hazme llorar, hazme sentir la mujer más afortunada de la tierra. Déjame besar esos labios que me llevan llamando desde hace tanto...
Déjame bucear en tus ojos, encontrar tu alma, fusionarme con ella.
Déjame escribir un breve párrafo en la gran novela de tu vida.
Sonríeme, mírame hasta que me hagas sonrojar, toma mi mano y no la sueltes nunca.
Róbame un te quiero, cuéntame tus historias, tus anécdotas, tus recuerdos, tu pasado, tu presente, tu futuro.
Regálame una noche, el olor de un café, un trago de tu cerveza.
Vayamos juntos a bebernos toda la luz de la luna que podamos recoger de una playa desierta.
Huye conmigo a una isla mágica en la que estemos solos los dos.
Pero no lo hagas si no lo sientes. No podría soportar otra caída desde tan alto. Hacía mucho tiempo que no me arriesgaba a volar, me he caído muchas veces.
No me hagas caer de la nube en la que vivo, tarde o temprano perderá fuerza y volverá a dejarme en tierra.




Detesto estar a dos centímetros de mi meta sin poder llegar a tocarla...