sábado, 5 de febrero de 2011

Just... Making it real...

Porque mi palabra ya no tiene sentido.
Porque la bola de mentiras, la mezcla de realidades y la falta de cordura es demasiada como para que nada de lo que diga, o me diga, tenga algún tipo de valor.
Porque mi vida está tan vacía, que ya no vale la pena intentar reformarla, sino más bien tirarla abajo e intentar rehacerla.
Proque sólo puedo escribir mi historia una vez y ya me he dejado cientos y miles de párrafos en blanco, rellenados con mil historias que no son ciertas, otras mil que lo son en parte, y unas pocas que son totalmente ciertas.
Porque tengo que aprender a no necesitar el cariño y afecto de los demás, porque realmente la que quedará al final seré yo.
Y lo que más me asusta es que ya no se quien soy.
No se en qué apoyarme para crecer, porque la base, es decir, yo, mis fundamentos, lo que creo correcto, aquello que mi personalidad, mi moral y mi educación me dictan que debo hacer es tan difuso como la más leve pincelada en un cuadro lleno de colores estridentes.
Porque ya no se quién soy.
Y lo peor, nadie puede ayudarme a saber quién soy, porque cada una de las personas que me rodean tienen una percepción diferente de quién soy...
Porque cada una de las personas que me rodean tienen una versión de mí. Aquella que esperan ver.
Porque soy un espejo, dependiendo de quién se mire, me verá de una forma o de otra.
Pero eso sólo juega en mi contra.
Sólo sirve para que a día de hoy, 6 de febrero de 2011, yo esté completamente sola en medio de un montón de gente que dice saber quién soy.
Pero ninguna de ellas se pondrá de acuerdo con ninguna otra, porque no hay nada en mí que sea constante...
Y ahora, empiezo un camino tan largo que no se donde está el final, y eso me asusta...
Porque nunca dejaré de ver la meta lejos, fuera de mi alcance y acabaré por convencerme de que no soy lo suficientemente buena como para lograrla, o que no vale la pena tanto esfuerzo para una recompensa tan lejana, que nunca sabrás seguro si llegarás a tenerla.
Pero ahí es donde radica el problema. No hay recompensa.
Porque la única recompensa de la vida es la muerte, que no es algo malo, ni bueno, es símplemente, el final.
Y mi historia sigue pasando, las páginas en blanco siguen desfilando y ya no sé cómo escribir en ellas...
¿Qué te queda cuando ya no queda nada?
¿Cómo prometes algo cuando tu palabra carece de valor?
Escribelo.
Quedará para siempre, y vosotros sois testigos.
Porque no voy a decir: "Mañana empiezo", porque entonces no lo haré.
Porque empiezo HOY.
Un maldito 6 de febrero, ya de por sí malos, alcanzando posiciones que lo sitúan en segunda posición....
Porque AQUEL 6 de febrero, el primero de todos ellos, aquel nunca será reemplazado con el puesto de oro...
Así pues, para hacerlo real, queda dicho. No más mentiras. No más verdades a medias. No más realidades paralelas.
Sólo yo, sea quién sea esa persona. Habrá que confiar en ella.