lunes, 25 de abril de 2011

¡Oh, por Dios!

Cuánto me atraes...
Lo negaré hasta la saciedad.
Lo ocultaré bajo cientos de capas de masilla barata.
Reiré y le echaré la culpa a la cantidad de alcohol ingerida por aquel que proponga esa idea...
Jamás lo aceptaré.
Ni ante ti ni ante nadie.
Nunca te diré que me atraes como un imán, que no puedo dejar de pensar en ti, que te veo en mis sueños, que te sueño en mis renglones.
Que rabio de ver fotos en las que sales besando o abrazando a otras chicas.
Que me entran ganas de ir, darles un empujón y hacerlas a un lado, pasar mi mano por tu frente y borrar todo recuerdo suyo de tu mente...
De abrazarte con fuerza, retenerte a mi lado, contra viento y marea, contra todo lo pronosticado.
Sé que no eres para mí. Pero no quiero que seas para nadie más.
Maldita egoísta...

miércoles, 6 de abril de 2011

Ya no aguanto más.

Pero ya no es un grito de ayuda.
Es un sollozo entrecortado, que escapa sin quererlo de entre las lágrimas que bañan mi rostro y mis rodillas.
Es un humo gris oscuro que me escuece en los ojos y me oprime el corazón, me agarrota los músculos y me retuerce el alma.
Palabras que se lanzan a la herida, como dardos envenenados sobre una diana corrompida por el dolor y la angustia.
La misma historia de siempre, quizá algo más dura y más lejos.
Aquí siempre llueve y aquí ya no te quiero.
Tendré que hacer lo que dicen.
Tendré que dejar de mentirme.
Debo dejar de pensar que son buenas, que no se dan cuenta, que no quieren hacer daño.
Que no saben ver que me hunden, me destrozan, me humillan y me someten para sentirse superiores.
Que maquilladas de consejos, sus críticas hirientes y con esquirlas se clavan entre los resquicios de mi caparazón y que lo hacen a propósito, aunque aún no entiendo que quieren conseguir...
No puedo respirar...
No puedo respirar...
No puedo...