domingo, 27 de junio de 2010

ZAS!!!

Me he cansado de discutir con palabras.
Quiero una espada.
A la que alguien se pase, ZAS, tajo!
Soy una persona justa, no os preocupeis.
Adjunto la lista de castigos:
- Me contradices sin razonar --> corte en un brazo, a elegir.
- Me tocas mucho las narices --> corte en una pierna, pa que duela al andar y te acuerdes de mi.
- Tratas de hundirme --> pérdida total de la mano izquierda
- Consigues hundirme --> pérdida total de la mano derecha
- Me engañas (grado 1) --> Corte en la cara, para que todo el mundo pregunte y tengas que contar que fue por ser un mentiroso.
- Me engañas (grado 2) --> Dí adiós a la posibilidad de paternidad...


Tu mismo...

martes, 22 de junio de 2010

Ni siquiera sé qué quiero.
Sólo sé que no puedo seguir así.
No puedo seguir tratando de salir de un pozo con paredes totalmente lisas sin que alguien de fuera me tire una cuerda.
Quiero pensar que si las cosas entre nosotros van bien, puedes ser tú quien me ayude a salir de aquí, trato de pensar que realmente lo único que necesito es que tú vuelvas a estar aquí o que aprendas el camino hasta mí...
Pero en el fondo, no soy capaz de decirme a mí misma que no quiero un novio, que no quiero un rollo, sólo quiero un amigo que no sienta asco al verme, que no piense: "Es un colega, es un amigo, es uno más..." Pero lo soy.
Y lo cierto es que me gusta ser el colega. Me gusta hacer el papel de tío, es un papel para el que nací pero que no me tocó en el reparto de genes.
No tengo consciencia de identidad. Es decir, que no se quien ni qué soy.
Soy un tío, pero no me gustan las tías ni tengo pinta de tío.
Soy una tía, pero no me comporto como tal, y aunque me gusten los tíos, se apreciar un buen par de tetas cuando pasan a mi lado...
Es difícil pensar y escribir algo tan personal, sabiendo que voy a publicarlo en una página pública que puede leer cualquiera que se le ocurra mirar en mi perfil de cualquiera de las redes sociales a las que estoy apuntada...
Gente que me conoce, gente que no se le ocurriría pensar jamás ni la mitad de la mitad, de un cuarto de las cosas que digo por aquí.
Gente que piensan que soy una tía lineal, normalita, algo pesada...
Que no se imaginan hasta que punto soy rara, hasta que punto no estoy dispuesta a dejarme ver.
Hasta que punto necesito saberlo todo de los demás, para que en caso de que las cosas se tuerzan, poder utilizar alguna de esa gran cantidad de información recabada de los rincones de los oscuros pasados de cada una de las personas que me rodean en su contra, para protegerme...
De vez en cuando, soy yo la que me miro a mí misma y me doy cuenta de que parezco "La Colmena", esa ciudad subterránea compuesta por cientos de pasadizos que se extendía bajo una ciudad norteamericana, en aquella famosa película de zombies.
Tengo recovecos, pasadizos, paredes dobles, dobles fondos, cámaras ocultas, y al fondo de todo, controlando todo el complejo, una niña repelente holográfica.
Y lo peor es que ni yo misma conozco todo ese laberinto, y muchas veces me pierdo en él. Encuentro habitaciones que no existían, cosas que creía perdidas, suelos que se deshacen una vez cruzo y que son sustituidos por otros diferentes, que mutan los colores y las formas, que me hacen sentir como Alicia cuando el perro con cara de escoba va borrando el camino de salida del País de las Maravillas...
Quizás si me pongo a llorar llegará el Gato Risón y me llevara ante la Reina de Corazones... Aunque no se exactamente qué es peor...

jueves, 17 de junio de 2010

Ya que no puede ser con un beso de tus labios...
Al menos quiero irme a la cama con un vaso de leche bien dulce...

viernes, 11 de junio de 2010

Cien por hora

Aquí estoy, al otro lado del ring, dispuesta a darlo todo en la lucha.
Mi corazón palpita dentro de mi pecho, tratando de salirse de entre las costillas, demostrando con su frenético baile lo nerviosa que estoy...
Pero tú, desde lejos, no puedes oírlo, no puedes notarlo y mi cara de seguridad y mi mirada desafiante te intimidan.
Al fin suena el timbre que anuncia el principio del combate.
Centro del ring. Solos tú y yo. Cara a cara, ambos dispuestos a darlo todo.
Nuestros cuerpos empiezan a describir círculos, a contorsionarse, a buscar el punto débil del otro...
Mi mirada sostiene la tuya, ambos conscientes de que el primero que la baje será el que pierda este asalto, porque en el combate no hay nada decidido hasta el último momento...
Incapaz de seguir sosteniendo tu mirada, bajo la mía y la fijo en el suelo. El gong suena de nuevo.
Vuelvo a mi esquina, dispuesta a oír la reprimenda de mi entrenador, pero en vez de eso, me sorprende con un "No ha estado mal. Si hubieras aguantado un segundo más le habrías ganado este asalto, pero al ser al mismo tiempo... Bueno, no importa"
Asiento con la cabeza, tratando de asimilar lo que me esta diciendo. Hemos aguantado la mirada el mismo tiempo... Eso es un empate...
Suena de nuevo el gong y el sudor perla mi frente. Salgo con ganas. Vamos, vamos.
Lánzame tu mejor golpe. Lo veo venir.
- Estas preciosa.
Mi ceja izquierda se levanta automáticamente, restando puntos a tu ataque.
- Y tu borracho - contraataco.
Tu sonrisa, en vez de hacerme ganar puntos, me hace perderlos. Es la sonrisa más bonita que recuerdo en este momento.
Algo anonadada, retrocedo ligeramente. No me vas a engatusar tan fácilmente.
Te acercas lentamente, rozas una mano con una de las mías, y la otra acaricia mi pómulo.
"¡¡NO!!" - chilla en mi cabeza una voz que viene de muy dentro de mí.
Trato de separarme, pero tu mano me retiene y me apega a ti, acercando tanto nuestros cuerpos que casi puedo oír tu corazón...
Y se que tú oyes el mío... que va a cien por hora...
Has ganado este asalto, has conseguido ponerme nerviosa... Veremos quién gana el combate...

martes, 8 de junio de 2010

Para tí, querido amigo, querido amante...

Para ti, querido amigo, querido confidente, querido amante del pasado.
Para ti que te fuiste con la promesa de volver y aún sigo esperando ese momento prometido.
Estoy harta de soñarte, de pensarte, de preguntarle a lo único que nos mantiene conectados cómo estás, que tal te va, si eres feliz...
Lamento comunicarte que la chica que conociste, ya no existe, murió hace tiempo.
Ya no soy aquella quinceañera, feliz, sonriente, siempre con un comentario dulce en los labios, siempre dispuesta a ayudar, charlatana, que amaba el deporte, que estaba dispuesta a luchar por sus sueños, que decía lo que pensaba, que pensaba antes en los demás que en sí misma...
Me he convertido en una chica de diecinueve años, que piensa antes de hablar, que ha perdido su pasión por el deporte, que sigue amando la música pero que ya no es capaz de crearla, que sigue amando la poesía, pero no es capaz de hilvanar dos versos, que le sigue gustando la lectura, pero ya no se atreve a contradecir al mundo y luchar por ser una escritora profesional.
Ya no siento esa imperiosa necesidad de ayudar a los que lo necesitan.
Ya no pienso bien de las personas por defecto. Me planteo si realmente necesitan mi ayuda, antes de ayudar.
Ya no escucho primero al corazón y luego al cerebro.
Ya no sonrío al mundo. Lo máximo que consigo es una mueca y una sonrisa sarcástica.
Ya no devoro libros. Ahora sólo devoro comida en cantidades industriales.
Ya no canto por la calle. Ya no bailo cuando quiero. Ya no soy aquella chica que conociste un día en el patio del recreo.
Pero sigo siendo esa chica que espera a que vuelvas.
Esa chica que se enamoró de ti sin darse cuenta y que cuando fue consciente, ya era demasiado tarde.
Que espera que te acerques sin una palabra y la abraces, dejando fuera todo lo malo, sumido en la penumbra que queda más allá de nuestro abrazo.
Habrá que seguir esperando...
Paciencia, pues...