jueves, 1 de julio de 2010

¡Ay! La burocracia...
Nadie quiere organizar las cosas y cuando las organizas tú, siempre hay algún listillo que se opone y opina que él podría haberlo logrado con mejores resultados y menor esfuerzo...
Simplemente atroz, señores.
Si crees que eres capaz de salir victorioso de una batalla, ayuda a aquel que ves que no puede con ello...
Y si crees que realmente es importante lograr que las cosas salgan bien en esa empresa, no pongas más pegas de las que la vida ya le pone...
Últimamente me siento engañada por tanta gente...
Aquellos que me dijeron que me querían y me olvidaron tan rápido que ni vi venir su huida.
Aquellos en los que siempre piensas, en los que confías, y que no son capaces de avisar cuando la vida se les tuerce y les impide llegar a una cita concreta.
Aquellos, estúpidos y banales, que fingen tratar de lograr la felicidad por medio de tu ayuda, pero que en realidad lo único que buscan es que tú hagas todo el trabajo duro...
Son tantos golpes recibidos en un mismo punto, que las moraduras se confunden con el tono de mi piel...
Son tantas las lágrimas derramadas sobre este folio que las letras se funden unas con otras, la tinta escapa de la superficie secante y el papel se ondula bajo el peso de la pena...
Y encima te siento lejos, siento que no puedo contar contigo, que ya no sé dónde estás, ni si volverás ni si estuviste aquí un día...
Y me hundo, poco a poco, en un mar de aguas espesas, oscuras y pegajosas que se adhieren a mi piel y que tiran hacia el fondo, a un lugar oscuro y triste del que no sepa cómo salir...
Y a mi alrededor, todo lleno de dulces parejitas, miradas soñadoras, gente sonriente que alcanza sus metas...
¡Ay! La vida, que injusta y dura es...

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