lunes, 15 de noviembre de 2010

Derrochando un tiempo del que carezco.
Volando sobre un cielo encapotado que impide ver las estrellas y la luna dibujándose con su luz sobre el oscuro universo.
Una niña sentada en medio de una habitación, tratando de hablar con una anciana que la acuna.
Y entre ellas, una muchacha de unos veinte años y una mujer de unos cuarenta.
Es el consejo de sabias.
Entre todas, tratan de encontrar la solución a todos los problemas que las acosan.
Pero lamentablemente, no estan solas para decidir. Todos sus parientes tienen una opinión que darles.
Y el consejo de sabias está indeciso.
La niña dice que vuelva a su hogar, al calor de su padre que la quiere.
La jóven ve ante sí todo su futuro y vota por correr hacia él, librando las batallas que hagan falta hasta lograr su objetivo: la felicidad.
La mujer adulta trata de proponer mirar hacia delante, pero despacio, sin prisa, dando los rodeos necesarios para no herir a nadie en el camino, asegurándose de cada paso antes de dar el siguiente.
La anciana por su parte mantiene silencio y sus ojos viajan de una a la otra, tratando de calibrar quién tiene la razón.
Y entre sus razonamientos se intercalan pensamientos y ideas de aquellos que la rodean.
Vete.
No te alejes.
Vuelve.
No te vayas.
Ven.
No te quedes.
Quédate.
Ya no sé a donde ir, mi aquelarre no consigue descifrar el significado de las runas...

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