martes, 25 de enero de 2011

¿Abrá algo más fuera de esta rutina en la que me he insatalado?
¿Valdrá la pena salir de esta cómoda y calentita realidad que me mece y cuida para enfrentarme al duro y malvado mundo frío de ahí fuera?
¿Vale la pena intentar solucionar unos problemas que, ya de antemano, sabes que no tienen solución?
¿Realmente podremos retomar nuestra historia donde la dejamos? ¿No me echarás en cara todo este tiempo que he pasado lejos de tí, de tu realidad, de aquello que nos unió?
¿Crees que es cierto aquello que dicen de mí? ¿Me conoces de verdad? ¿Te atreves a conocerme?
Es peligroso, lo sé.
Siempre es peligroso confiar en otra persona.
Hace que no lo controles todo, que tengas que depender de alguien para ser feliz, pero ese alguien también deposita en tí una confianza grande para que tú, con tus actos, palabras y caricias seas capaz de hacerle sentir la persona más dichosa de todas...
No se si soy capaz de mantener una relación como la que tuve hace cuatro largos años...
Pero tú no eres él y yo ya no soy yo...
Puede que funcione. Aunque no lo tengo claro...
Y en medio de todas estas dudas y contradicciones, el tiempo se desliza, resbala y desaparece delante de mis ojos, y ya se acerca de nuevo la fecha...
Ya estamos a 25 de enero y aún no me ha caído el peso del mundo encima...
Me preocupa que deje de doler...
Me preocupa tanto olvidar...
Son tantas cosas las que me hacen caminar en sentidos diferentes que dejo de tener conciencia propia y solo soy capaz de quedarme quieta, envolverme en una gran manta calentita y autoconsolarme en una taza de leche calentita...
¡¡¡Uuuuiiii!!! Qué miedo me doy....

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