miércoles, 13 de mayo de 2009

Me alegro


Hoy he estado pensando, y me he dado cuenta de la cantidad de cosas que suceden por azar, la cantidad de cosas que parecen malas y que en cambio, son muy buenas.
Pienso en mi amiga Raquel, en los problemas que le puso su entorno, a ella y a su novio Marcos cuando ella se quedó embarazada. Los problemas que veía todo el mundo, sin atreverse a ver la felicidad que hay detrás de ese embarazo.
Nunca he estado de acuerdo con el aborto, pero desde que Raquel se quedó embarazada de su primer niño, con sólo quince años, lo estoy menos.
Ese niño, que tuvo la oportunidad de nacer, es un niño sano, alegre y feliz, que disfruta con su hermana pequeña a la que le saca tres años.
Esta tarde, he estado hablando con una amiga, que me contaba que lo peor que le había pasado en la vida había sido cortar con su ex.
Y me pregunto qué había sido lo peor que me había pasado.
Le he contestado que nada. Se me ha quedado mirando con cara extrañada, como diciendo: “Es imposible que no te haya pasado nada malo”, pero cuando se lo he explicado, ha coincidido conmigo.
Cada cosa mala que me ha pasado en esta vida me ha ayudado a madurar, a mejorar como persona, a crecer.
Cada uno de los fallos que otros tuvieron conmigo, ha servido para abrir una puerta a otras oportunidades.
Estoy muy contenta de saber que una pequeña parte de mí en cada una de las personas que ha coincidido conmigo en el corto tiempo que es mi vida, que cada una de ellas ha sido marcada de forma más o menos importante por mí.
Cada una de las experiencias que me han hecho llorar en esta vida, ha sido una lección para mí o para los demás, y me alegro de que hayan pasado.
Una vivencia en particular, una de las que nadie sería capaz de perdonar es la que más me alegra que se haya producido. Un error ha sido convertido en esperanza. Un fallo, en el acierto más decisivo de la vida de alguien.
Me alegro profundamente de poder decir que hay alguien en el mundo que me siente cerca, a pesar de los meses pasados sin hablar, y de lo poco que hemos hablado hasta ahora.
De lo insustancial de los temas tocados en estas conversaciones.
Cosas como una vida son las que el dinero no puede comprar, por mucho que intente ocultarlo bajo una capa fresca de esperanza.
Y no sabes hasta qué punto me alegro de ello.

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